lunes, 13 de septiembre de 2010

La espera...

Esperar se ha vuelto parte de mis días, de mis minutos, de mis segundos... es como una vocación abrazada sin querer, sin decidirlo, que se dió de forma natural, espontanea y paulatina... a gotas.

No tengo tiempo ni medida de mis días de espera, aunque podría jurar que ha sido siempre, que ha sido eterna.

A veces pienso si sabré reconocer el momento en que mi espera haya terminado o si de tanto esperar la costumbre, la monotonía, la soledad o el temor me impidan darme cuenta.

A pesar de todo y por extraño que parezca, a veces, sólo a veces, disfruto esperando, sobre todo los días de lluvia y cuando salgo por allí, con mi camara, a congelar instantes, momentos, personas con los que me cruzo mientras espero.


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